La industria ganadera es responsable de algunas de las prácticas más crueles hacia los animales, especialmente en la producción de lácteos. Vacas confinadas, mutiladas y sometidas a un ciclo continuo de preñez para mantener su producción, mientras sus crías les son arrebatadas al poco tiempo de nacer. Cuando enferman o dejan de ser productivas, son sacrificadas muchas veces mientras aún están gestando.
Elegimos no ser cómplices de esta realidad, nos aseguramos de comprar únicamente a productores que garanticen un trato digno a los animales. Sin embargo, creemos que esto no es suficiente. Por eso, hemos asumido un compromiso más profundo: reducir el consumo de lácteos y apostar por alternativas vegetales que no solo respetan la vida animal, sino que también son deliciosas y altamente nutritivas.