En Limaná, cuidamos cada detalle, incluso aquellos que no se ven, pero que marcan la diferencia en el equilibrio del entorno. Por eso, implementamos trampas de grasa que nos permiten manejar de manera responsable los residuos de nuestra cocina, evitando que lleguen a los sistemas de agua y afecten el medio ambiente.
Capacitamos a nuestro equipo para que los aceites nunca terminen en los lavaderos, conscientes de que un gesto tan simple puede tener consecuencias devastadoras. El aceite vertido en los sumideros no desaparece: contamina gravemente los océanos, afectando la vida marina y alterando los ecosistemas que nos sostienen a todos. Por eso, nos aseguramos de realizar limpiezas periódicas de las trampas, garantizando que cada proceso sea llevado a cabo con el mismo cuidado y dedicación que ponemos en cada plato.
En Limaná, entendemos que la sostenibilidad no solo está en lo que servimos, sino también en cómo operamos. Porque respetar la naturaleza significa actuar con responsabilidad en cada paso, grande o pequeño, de nuestra labor diaria.