El secreto de un pescado que preserve su esencia y valor nutricional radica en la precisión con la que se congela poco después de ser capturado. Mantener intacta la cadena de frío, desde el mar hasta la cocina, no solo asegura un producto lleno de nutrientes, sino que también nos protege de riesgos como el anisakis u otros parásitos que comprometen nuestra salud. Aquí entra en escena el proceso de abatido, una técnica que no solo nos garantiza seguridad, sino también frescura.
En nuestro restaurante, seguimos rigurosamente los estándares europeos, y el abatido es uno de ellos. Esta práctica, lejos de restarle calidad al pescado, nos permite ofrecer un producto que conserva la frescura y la calidad de sus nutrientes. De hecho, los mejores sushis del mundo, como el japonés, son elaborados con atún abatido, un detalle que pocos conocen, pero que marca la diferencia.